20111202

Literamente...

... Ándate a la CONCHA de tu MADRE!

Con el cerebro ahogado en lodo, destrozó el teléfono hasta asesinarlo sobre la biblioteca. Luego pateó una inocente puerta, hasta plasmar su eco y su silueta contra un indolente muro de concreto. Caminó como una hiena con el hocico espumoso hacia el patio, y despellejó la corteza del árbol solitario hasta arrancar la corteza de sus nudillos enardecidos. Caminó, caminó y caminó sin parar deseando hacer explotar cada trozo de piedra a su paso, remarcando el terreno atrofiado entre su cárcel y su patio, con los ojos salpicando sangre, infiernos eternos y un odio jamás exprimido.

Así fue, hasta que frenó y sus greñas le cubrieron la pesada rabia, permitiendo dispersar una violenta respiración con vagas intenciones de ser reprimida. Por el contrario, se avecinaba más rápida y más negra hasta que la humareda escapó a través de las grietas.

UN grito sordo. 

Vaciando maldad sobre el cielo, como si se le acabara la vida ante un inminente pie divino, no paró hasta reventar su garganta y hacer llorar a las guaguas y a los perros...


 (...)


... Las ganas de asesinar se disiparon a medida que la calma se asomaba con flores y tímidas condolencias,  un gran pésame que se posó sobre el lomo de la pequeña criatura atormentada por una cruel verdad: el respeto hacia su corazón había sido descuartizado.

Hace rato ya, 
luego de cruzar la paupérrima línea entre la bestia mansa y la mensa, literalmente.





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