
Gatito, cómo quisiera retroceder en el tiempo para advertirme a mí mismo a no dejarte a la merced de las manos flojas de una niña que se entregaba al sueño en pleno viaje de micro. Te juro que no fue su culpa, ella te quería como un verdadero compañero de travesías. Cuántas calles recorrimos hablando con voz de pito para entretener a Olivia, tu amiga, antes de llegar al jardín. Cuántas... (No me respondes?...
Leer más...