20091204

Un Alma en el Infinito



Poco a poquito sus piernas se aligeraban más, mientras sus celestes se mezclaban con el cielito lindo, muy del sur. Chispeando lluvias sobre canalitos que floreaban esa vieja casona de adobe, tejiendo arrugas y paciencias en los campos de garbanzo, brotando risueños cánticos animales debajo de lunas llenas y madrugadas míticas, católicas y materas.

Poco a poquito sus huellas desparramaban cuentos de álamos coronados por los luceros, panes amasados nacidos en hornos de barro, motudos corderitos negros y blancunos agitándose sobre verdes llanuras, muy del sur. Dejando atrás a las cinco tribus de sus rubores y a los parroquianos de ojotas y chupallas, mientras el viento tarareaba una añeja canción sancarlina. Una melodía de gracias.

Un poco, poquito antes de dedicarse a ser más liviana que una nube, se comió de postre un plátano molido con chicha y aguardiente para curar los males del minutero que se estancaron hasta aquel miércoles moreno, el día de su vuelo al infinito.




2 comentarios:

  1. Hermoso. Recuerdas el cuento que me dio el segundo lugar en el concurso del liceo y que creian que habia plagiado?? Tambien estaba inspirado en la muerte de mi abuela materna.

    Nuevamente, ayudandolo a sentir.

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  2. Gracias, Esteban.
    También me gustó mucho ese cuento, una de las razones por las que te he dicho que tienes mucha pasta que no me gustaría ver perdida.

    Nuevamente, vale por tu buena onda.

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